jueves, 27 de febrero de 2014

"Cuando menos te lo esperas"

Así era él, cuando ella menos lo esperaba, él apareció, cuando ella menos lo esperaba, él desapareció. Aunque lentamente, no como una estrella fugaz, o un niño jugando que de un segundo glorioso y soleado pasaba al siguiente sollozando por el dolor de la caída; no, ella había notado distante al muchacho impredecible. Había decidido llamarlo así, ya que la imposibilidad de predecir lo que él pensaba la molestaba, la molestaba tanto al punto de tornar esa molestia en lo que hacía que tanto le atrajera, desde el primer momento en que lo vio. Nunca pudo determinar con claridad lo que él pensaba, ya que lo que transmitía tenía poco o nada que ver con lo que la joven suponía o imaginaba que pasaba por la mente despeinada pero de alguna forma atractiva del chico.
Cuando menos lo esperó, cuando pensó que no iba a saber más nada de él, aunque ella tanto lo pensara y forzara su reaparición, algo muy adentro le decía que igualmente nunca sabría nada de él, reapareció; que por un lado era lo que más deseaba la morena de ojos apagados que como un foco de luz fotosensible ante presencia de oscuridad se habían encendido cuando volvió a saber de él, pero por otro lado se preguntaba si volvería a caer en ese jueguito impredecible, en el que no podía hacer trampa ninguna, parecía que el muchacho de mente despeinada conocía todos los trucos y trampas de ese juego;
< muevo un peón y enseguida moverá a la torre para comerlo > - Pensó.
Pero entonces se quedó atónita ante lo que su mente lentamente iba planeando, un juego, un juego más imposible de predecir que el de él...


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